ETAPA 2: SALAMANCA-BAÑOS DE MONTEMAYOR

 
De cómo superamos la jornada más larga y quizás la más dura de este año debido al kilometraje, la ruta y las condiciones meteorológicas.

                                                    

Despertamos en Salamanca en un día gélido y muy gris. Un día más nos vestimos con todo lo que encontramos en las alforjas y nos dispusimos a partir. El parte incluso hablaba de posibilidad de nieve así que íbamos con mucha precaución.
Tomamos un carril bici que nos fue, poco a poco, alejando de la ciudad charra. El tiempo aún parecía peor por el horizonte, en la sierra, pero sólo había una dirección: "hacia adelante". Sentíamos los estragos del día anterior y nuestro cuerpo se negaba a entrar en calor a pesar de los kilómetros y el esfuerzo.
Tomamos un desvío, dejando la zona urbana, dirección a Porquerizos. Allí comenzaba un puerto tendido y no excesivamente largo, pero que sirvió para tensar, estirar y después romper el pequeño pelotón.


Arriba, en el páramo, nos esperaba un fuerte viento lateral sin ninguna protección ya que no existe pueblo que merezca tal nombre en la zona. 
Nos reagrupamos en el cruce hacia San Pedro de Rozados, lugar mítico en la Vía de la Plata de 2009, y tratamos de seguir agrupados por la carretera secundaria, ya que la pista está totalmente anegada. 
El terreno es un continuo sube y baja que carga nuestras piernas y nuestro espíritu porque el frío no nos permite recuperar en los descensos. 
Conseguimos llegar, dando un rodeo, a Frades de la Sierra ya al mediodía y mientras el cielo nos "regala" un poco de aguanieve emprendemos un falso llano descendiendo hasta Endrinal.
Allí nos volvemos a reagrupar y tratamos de confortarnos comiendo algo.

Restaurante Racha es un local especializado en carnes y allí hacemos parada. Tampoco es que hubiera demasiadas opciones. En una terraza cubierta tienen una chimenea que alivia nuestro frio, pero que acaba por quemar el casco de Jesús, que lo abandona junto a la lumbre, despreocupado, sin percatarse de la temperatura que desprende. El local está concurrido y no nos permiten acceder al comedor, así que comemos en una mesa cerca de la puerta donde hay bastante corriente. Las hamburguesas y los platos de huevos rotos que pedimos son copiosos y bastante buenos. El precio es bastante adecuado y el servicio bueno, aunque quizás un poco frío.
Buen lugar para disfrutar de una comida carnívora de fin de semana, con mejor tiempo eso sí.

Cruzamos el Endrinal y continuamos por una carretera en obras. El tiempo había mejorado ostensiblemente, pero la temperatura seguía siendo baja. Continuamos por carreras comarcales con continuos sube y baja, que ya recordábamos por la experiencia en la otra dirección en 2009. Como se dice en ciclismo, "muy pestosa". 
Tras un descenso largo pasado Valdelacasa, una zona kárstica con bastante ganado vacuno, nos plantamos ante la subida a Peromingo. 
Tratamos de intuir en la lejanía Béjar, pero todavía no lo oteamos.  La carretera continúa ascendiendo por la sierra en Navalmoral y Fuentebuena. A lo lejos observamos la nieve en las zonas más altas. 
Finalmente observamos los barrancos tan característicos de Béjar. La tarde se nos va echando encima y no estamos para visitas turísticas, así que buscamos con ahínco la manera de sortear el río y hallar la carretera que desciende hasta Baños.
Un poco desorientados conseguimos llegar a la vía verde del Camino de la Plata. Necesitamos un buen descenso que nos alivie nuestras cansadas extremidades, pero en su encontramos viento en contra y un camino que desciende poco a poco siendo necesario el esfuerzo continuo para progresar. 
Los kilómetros hasta Puerto de Béjar parecen no pasar. Finalmente parece que el descenso es más acusado y observamos a lo lejos el embalse de Baños.
La vía no pasa por el pueblo, así que debemos tomar un desvío para poder llegar a Baños, donde haremos parada y fonda.

Nos alojamos en el albergue turístico Vía de la Plata. Un albergue privado con instalaciones muy modernas y que cuenta con la particularidad de estar ubicado en el mismo Centro de Interpretación de la Vía, por lo cual para acceder a las habitaciones había que atravesar el pequeño museo. La habitación era muy pequeña para los cinco, pero los baños y las zonas comunes estaban muy bien. 
Una buena y moderna parada en el Camino para gente ordenada y que no reclame demasiado espacio personal.

Abandonamos nuestra intención inicial de visitar el complejo del spa y, por consejo de la responsable del museo, nos encaminamos a tomar algo y cenar.

Restaurante La Peña es un sitio muy popular en la zona. Tomamos unas cervezas allí y luego nos decidimos por cenar unas raciones de productos locales. Muy bien el servicio, bien la comida, aunque quizás le faltaba un poco de "garrote", un poco de gracia. El precio era bastante adecuado. 
Un buen local para descubrir la gastronomía popular de la zona con un trato muy amable.

La sobremesa fue larga viendo el partido final de la Copa de fútbol. rememorando lo mal que lo habíamos pasado esos dos días y anhelando días más propicios para ciclar.







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