ETAPA 2 VITORIA/GASTEIZ - VILLATUERTA

88 kms. Día sencillo, recorriendo la vía verde del tren Vasco-Navarro, y llegando al Camino Francés en Estella.

Con pena nos despedimos de Jesús en la fría mañana gasteiztarra. Su estancia ha sido demasiado breve, en un año en el que, si cabe, venía con más ganas y mejor preparado para dar guerra en todos los terrenos.

Salimos de Vitoria por su anillo verde y buscamos la senda del antiguo tren Vasco-Navarro. Una vía verde que nos llevará casi hasta el final de etapa. Una carrera pedestre nos indica por donde acceder a dicha senda. Circulamos casi solos por un terreno muy llano. Las fuerzas están muy enteras y la velocidad es alta. Observamos con interés las evoluciones de Carol y su bici eléctrica, que le permiten rodar sin esfuerzo alguno. Desde ese momento será bautizada como Electric woman, apodo que se verá refrendado por su interés, en cada parada, de recargar su batería.

A la altura de Ulibarri-Jauregi, pero lejos del pueblo, la llanada deja lugar a la sierra. En un principio sube suavemente pero enseguida encontramos porcentajes elevados en mitad de un bosque, lo que dificulta la tracción en algún momento. Carol, tan ufana en los primeros momentos, se ve obligada a descabalgar y comprueba una de los hándicaps de la eléctrica: es demasiado pesada para empujarla, y más en una cuesta arriba pronunciada. Aythami la ayuda caballerosamente.

Vamos llegando poco a poco al alto. En los últimos metros hay una zona de roca que no se puede pasar montado y nos obliga a empujar a nosotros también. Parece ser que en principio la vía iba por un túnel que vemos más abajo, pero unos desprendimientos, provocados por la actividad de la cantera cercana, han obligado a desviar el recorrido. No nos esperábamos este repecho y tardamos un tiempo en reorganizarnos y descansar. En ese momento aparece por allí un sudamericano con una bici de montaña que departe con nosotros e incluso realizará una parte del recorrido posterior. La verdad es que se le ve un poco aburrido.

Cuando vamos a salir de la breve parada me doy cuenta de que he pinchado. Total que el grupo se divide en dos y los “más fuertes” se quedan para cambiar la rueda rápidamente y luego poder enlazar enseguida. Cuando mi bici está lista, nos damos cuenta que la de Paco también esta pinchada. Total que los dos grupos se separan más de lo conveniente y al seguir, tras una larga bajada,  nos entra la duda por donde habrán continuado: si por la pronunciada pendiente, que parece ser el camino correcto, o hacia abajo. Tras unos momentos de duda subimos cuesta arriba y enlazamos un poco más adelante, en la dirección  correcta.

Un bosque de coníferas nos da sombra y esconde algo de humedad, en una zona de toboganes que parece que asciende más de lo que desciende. En un momento de descenso ya manifiesto, el camino se convierte en carretera comarcal. Esto hace más rápido el descenso hasta Maestu, donde llegaremos tras retomar la vía verde y pasar un túnel bastante largo.

En Maestu dudamos de si parar o no, pero decidimos seguir hasta Santa Cruz de Campezo, donde buscaremos algún sitio de comer. En todo ese tramo (donde nos equivocaremos varias veces por las diferencias entre el track mío, el de Juanjo y lo que marca la propia vía) se circula casi paralelo a la carretera, pero por un camino de tierra que guarda algunos enclaves muy bonitos. Como uno junto al río Berrón,y a uno de sus molinos de agua, que se accede por debajo de la carretera, y a pesar de no ser el camino estricto merece la pena visitar.
Llegamos a Campezo y encontramos, sin dificultad un restaurante de carretera, que nos cobijará del fuerte sol del mediodía y nos servirá para recargar las energías.


RESTAURANTE ISABE (Sta Cruz de Campezo): En la carretera, junto a la gasolinera. Un menú del día arreglado en calidad-precio. Con buenas raciones y con algunos platos que no estaban muy allá. El servicio era un poco pausado para la marabunta hambrienta que son los kangrenas. Ideal para repostar bastante sin ningún tipo de prisas.






Con el ánimo poco reactivado retomamos el camino donde lo dejamos. Hace calor y el estomago lleno, después de un copioso menú, no invita a ciclar en la tarde dominical. A todo esto se le añade un problema con el track, en el cruce con la A-2128. El GR va por un lado, la carretera por otro y al estar tachada la marca del GR nos confundimos y nos cuesta encontrar la dirección correcta. Al final acertamos, a la tercera eso sí.
Seguimos paralelos a la carretera y pronto entramos en la Comunidad Foral de Navarra. La A-132 se convierte en la NA-132A y el piso del camino pasa a ser un poco más irregular. Nos adentramos en un túnel sin iluminación que tiene varios kilómetros de longitud. La temperatura en el interior se ha desplomado, en comparación con la que disfrutábamos antes. Algunos encienden las luces que llevan y otros, más habilidosos, se dejan guiar por tan exigua claridad. Yo me quedo atrás, incapaz de ver nada, al cegarse incluso la luz de la salida con los kangrenas que me anteceden. Apenas puedo mantenerme sobre la bici y acabo por poner pie a tierra. Al final vienen a buscarme con un foco y logro salir del larguísimo túnel.
El paisaje ha cambiado bastante y vemos que un valle más llano se abre ante nosotros. Pasamos lo pequeños pueblos como aviones y solo otra duda en el track nos hace detenernos un momento. Al final seguimos por una pequeña vereda, paralela a la carretera, y que en breve nos expulsa hacia sus márgenes. A partir de ahí seguimos por el arcén hasta Estella, en un recorrido tan monótono como efectivo.
En la antigua ciudad real navarra hacemos un larga parada para descansar y visitar los lugares más pintorescos, que la mayoría ya conocemos de anteriores caminos franceses. Es una bella ciudad y los márgenes del río Ega invitan a tumbarse y descansar, aunque esto último se queda más en anhelo.
Preguntamos cuál es la dirección para Villatuerta, lugar donde quedaremos a dormir, y nos indican mal. Así que una vez ascendida la mitad de la rampa que lleva hasta Aiegi, tenemos que desandar el camino, ya que la carretera por dónde íbamos nos llevaba, inexorablemente, hacia la autovía.
Pasamos un túnel y retomamos nuevamente la vereda del río. La carretera nos lleva, sin tráfico, hasta el final de etapa. Una breve subida será el colofón antes de llegar a Villatuerta. Nos cuesta encontrar el albergue pero al final damos con él. Nos duchamos, lavamos la ropa y la tarde da para varias rondas de cervezas y algún partido de pelota mano en el pequeño frontón junto al Hogar del Jubilado. Los canarios ganan varios partidos y se llevan algún doloroso recuerdo en la mano de una pelota para alevines. El resto de parroquianos, acostumbrados a las excentricidades de los peregrinos, disfruta con el patético espectáculo manomanista, previo a un interesante Barça-Madrid en la tele.


CLUB DE JUBILADOS (Villatuerta): cena y desayuno por precio módico. Bocadillos y platos combinados normales y patatas bravas bastante buenas. El ambiente exterior del local, ese domingo, era de lo mejor del pueblo y tenía, curiosamente, una variada carta de cervezas de importación. El bar de pueblo de toda la vida, en una plaza de pueblo de toda la vida y en un pueblo de los de toda la vida. Costumbrismo navarro. 0 CHICOTES







ALBERGUE LA CASA MAGICA (Villatuerta): albergue privado, de los muchos que últimamente pueblan los caminos jubilares. En una zona central del pueblo, al lado mismo de la senda y de la plaza, se encuentra esta casa reconstruida con enorme patio central. La entrada rustica, como casi todo el establecimiento. Las habitaciones estaban en un primer piso, bastante amplias, aunque alguna aprovechada en exceso. Los baños estaban limpios y eran muy amplios. No disfrutamos de la piscina y hamacas que publicitan en su página web, aunque parecía un buen lugar para el reposo y la meditación del peregrino. El punto negro es el precio de las comidas, donde sin duda quieren hacer negocio con el extranjero que no va a buscar el bar del pueblo para comer o desayunar. Nos quisieron meter un rejón por una paella para cenar lo que, a la mayoría de nosotros, lejos de resultarnos sugestivo, mas nos pareció un robo a turistas. Ideal para peregrinos foráneos con necesidades de meditación y paella foral.







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