Última etapa, nada fácil, pero que con las ganas de llegar a nuestro objetivo, la hicimos seguida, casi sin parar. Sube y baja continuos, aunque no marcados, por carreteras comarcales. No es desde luego la etapa más bonita del Primitivo.
Sintiendo ya la ciudad de Lugo circulamos sobrepasando las diferentes autovías que la rodean, en un paisaje no muy atractivo pero que nos recompensará con la visión lejana de la capital lucense.
Tras un breve, pero marcado, descenso entramos en Lugo picando hacia arriba, subiendo incluso unas escaleras, para entrar en la ciudad amurallada por la Porta de San Pedro, punto final del Camino 2016.
Isidro y Auxi aún continuarían unos días más pero al resto nos esperaban las obligaciones del día a día, después de disfrutar de una semana maravillosa en buena compañía y disfrutando de parajes inolvidables.
Una experiencia mucho más que recomendable, imprescindible para cualquier amante del Camino
CRÍTICA CHICOTERA: Pulpería Fonte Do Rei (Lugo) queríamos festejar nuestra llegada a Lugo como se merecía, por ello nos fuimos a esta pulperia, que nos recomendaron en Castroverde. Es bastante popular y la verdad es que estaba abarrotada de clientes, tanto en las mesas como en la barra. Al observar el menú comprobamos que la especialidad de la casa, aparte del pulpo, era la parrillada, así que fue lo que pedimos.
Una diligente camarera eslava, que recordaba a una lanzadora de martilla del antiguo bloque del Este, nos atendió diligentemente. En todo momento estuvo atenta a nuestras necesidades y rauda en cumplir nuestras demandas.
La comida estuvo bastante bien y el vino blanco de la casa, que estaba magnifico, corrió sin moderación.
Disfrutamos mucho de la comida, del ambiente y de la compañía. Y por esta vez no sobró nada.
Para celebraciones populares, menos para los veganos y los amantes de los cefalópodos.
0 CHICOTES
ALBERGUE PEREGRINOS LUGO: Bastante nuevo y con una ubicación perfecta este albergue municipal, enclavado dentro de las murallas lucenses. Llegamos los primeros, por una vez, y pudimos elegir cama y todo. Tiene dos habitaciones grandes, una en cada piso, con 22 camas, dispuestas en literas. El ambiente, después de tantos días andando, se cargó enseguida de olores y sonidos que al común de los mortales les parecerían insufribles, pero a nosotros nos parecían ya peculiares porque ni nos olíamos, ni nos oíamos a nosotros mismos).
A pesar de ser un edificio nuevo tiene muchas carencias: una sola ducha y un solo retrete en cada planta; una cocina muy, muy pequeña; ningún lugar especifico para depositar el calzado fuera de las habitaciones...
Lo peor, estando en una ciudad con vida propia el fin de semana, y de haber llegado algunos a nuestro destino, es el horario de cierre, que nos tuvimos que saltar gracias a un colaborador interno que nos franqueó la puerta mucho más tarde del toque de queda.
Para tomar vinos y disfrutar de las tapas locales, hasta una hora razonable, lo mejor es alojarse en un privado. Merece la pena.

Sintiendo ya la ciudad de Lugo circulamos sobrepasando las diferentes autovías que la rodean, en un paisaje no muy atractivo pero que nos recompensará con la visión lejana de la capital lucense.
Tras un breve, pero marcado, descenso entramos en Lugo picando hacia arriba, subiendo incluso unas escaleras, para entrar en la ciudad amurallada por la Porta de San Pedro, punto final del Camino 2016.
Isidro y Auxi aún continuarían unos días más pero al resto nos esperaban las obligaciones del día a día, después de disfrutar de una semana maravillosa en buena compañía y disfrutando de parajes inolvidables.
Una experiencia mucho más que recomendable, imprescindible para cualquier amante del Camino
CRÍTICA CHICOTERA: Pulpería Fonte Do Rei (Lugo) queríamos festejar nuestra llegada a Lugo como se merecía, por ello nos fuimos a esta pulperia, que nos recomendaron en Castroverde. Es bastante popular y la verdad es que estaba abarrotada de clientes, tanto en las mesas como en la barra. Al observar el menú comprobamos que la especialidad de la casa, aparte del pulpo, era la parrillada, así que fue lo que pedimos.Una diligente camarera eslava, que recordaba a una lanzadora de martilla del antiguo bloque del Este, nos atendió diligentemente. En todo momento estuvo atenta a nuestras necesidades y rauda en cumplir nuestras demandas.
La comida estuvo bastante bien y el vino blanco de la casa, que estaba magnifico, corrió sin moderación.
Disfrutamos mucho de la comida, del ambiente y de la compañía. Y por esta vez no sobró nada.
Para celebraciones populares, menos para los veganos y los amantes de los cefalópodos.
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ALBERGUE PEREGRINOS LUGO: Bastante nuevo y con una ubicación perfecta este albergue municipal, enclavado dentro de las murallas lucenses. Llegamos los primeros, por una vez, y pudimos elegir cama y todo. Tiene dos habitaciones grandes, una en cada piso, con 22 camas, dispuestas en literas. El ambiente, después de tantos días andando, se cargó enseguida de olores y sonidos que al común de los mortales les parecerían insufribles, pero a nosotros nos parecían ya peculiares porque ni nos olíamos, ni nos oíamos a nosotros mismos).A pesar de ser un edificio nuevo tiene muchas carencias: una sola ducha y un solo retrete en cada planta; una cocina muy, muy pequeña; ningún lugar especifico para depositar el calzado fuera de las habitaciones...
Lo peor, estando en una ciudad con vida propia el fin de semana, y de haber llegado algunos a nuestro destino, es el horario de cierre, que nos tuvimos que saltar gracias a un colaborador interno que nos franqueó la puerta mucho más tarde del toque de queda.
Para tomar vinos y disfrutar de las tapas locales, hasta una hora razonable, lo mejor es alojarse en un privado. Merece la pena.


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