ETAPA 6 GRANDAS DE SALIME - FONSAGRADA

Salimos de Grandas con el cielo amenazando con una lluvia que no se presentó. El andadero discurría serpenteando por la carrera durante unos cuantos kilómetros. El camino estaba bastante mojado y había zonas de bastante barro, donde las zapatillas de trail , que llevamos la mayoría, apenas podian aguantar la humedad.
Después de desayunar en el acogedor albergue juvenil de Castro, nos dispusimos a afrontar la parte más dura del trazado del día.
El alto del Acebo, que recuperaba la cota 1.100 metros, es el lugar por donde se entra en Galicia. A pesar de su nombre carece de ejemplar alguno de estos arbusto, o al menos eso me pareció a mí.
Una primera parte de la ascensión se hace por el estrecho arcén de la carretera. Llegando a Peñafuente nos adentramos en el pueblo y en un pinar, que hacen el ascenso más liviano, al menos un par de kilómetros.
Cerca de Bustelo cruzamos de nuevo la carretera para, esta vez sí, adentrarnos en una senda más montañera. En ese punto vimos como algún peregrino seguía por la carretera y otros se llegaban, despistados, hasta el pueblo, ya que la señalización tampoco es demasiado clara.
Ascendemos decididamente por una senda estrecha, sin arboles, que permite ganar altura con facilidad. Nos detenemos a cada instante para observar el trazado que dejamos atrás, en Asturias, donde hemos disfrutado de jornadas inolvidables.
La niebla y el frío nos esperan en la otra vertiente, más allá de los molinos de viento. En un momento se cierra a nuestro alrededor y no nos deja ver más allá de diez metros. En Fonfría, como su nombre indica claramente, el frío se hace nota y los peregrinos se amontonan en el albergue-bar, mientras alguno de ellos se atreve con la guitarra para animar el ambiente.
Descendemos suavemente, y separados en dos grupos, de manera rápida. Cada uno de ellos va departiendo animadamente y al final la distancia entre ambos hace que no nos veamos.
Pasan de largo un restaurante acogedor en Barbeitos, donde aprovechamos para avituallarnos adecuadamente unos pocos afortunados.
Después del breve alto en el camino seguimos andando de manera alegre, ya que el terreno lo permite e incluso incita a ello.
Llegamos al albergue, en el extrarradio de Fonsagrada, bastante antes de la hora de comer, lo que nos permite ir duchados y cambiados a la mesa.






CRÍTICA CHICOTERA: Casa Manolo (Fonsagrada) La primera experiencia con la cocina galega no fue demasiado satisfactoria. Nos recomendaron este lugar para comer un menú a precio reducido. Las opciones, bastante variadas, sonaban bien. Hasta que llegaron las viandas. Comida sin gracia, sin sabor y con aberraciones culinarias nunca vistas, como echar tomate frito encima de una rodaja de salmón, hasta ahogarla.
A la hora de pedir el postre nos recomendó, fuera del precio del menú, un pastel típico de la zona. Los que lo probaron jamás lo olvidaran. Menudo pastiche.
El camarero no era ni elocuente, ni simpático, ni excesivamente diligente, ni....
Para estómagos de hierro y lenguas de trapo




ALBERGUE OS CHAOS: Llegamos a este albergue por recomendación de la hospitalera de Castro, que entre las dos opciones que hay en el pueblo se decantó por esta por ser amigos suyos. Al menos fue sincera.
El albergue en sí está bien. Es nuevo; dispone de habitaciones de unas 16 literas; taquilla con llave para cada huésped; cocina bien equipada, donde preparamos una opípara cena. En resumen casi todo lo que se puede desear en un albergue privado. Quizás le falta una sala común más cómoda que las sillas de la cocina.
El único, y gran, pero es que estaba en el extrarradio de Fonsagrada, y aunque no lo creáis hay una tirada buena al centro (unos 15 minutos). Tuvimos que hacer varios recados y el recorrido tampoco era muy turístico. Así que disfrutamos de las impersonales casas del barrio de Os Chaos varias veces.
La ubicación era una desilusión










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