Salimos con llovizna y mirando la niebla que cubría el objetivo del día: El alto del Palo.
Preciosa subida de casi nueve kilómetros. La primera parte por un precioso bosque pleno de viveza primaveral, se va ascendiendo poco a poco. La segunda, después de cruzar la carretera entre una bruma muy densa, un pedregal que pica fuerte hacia arriba, durante los dos últimos kilómetros de ascensión.
La niebla cubría completamente la cumbre y fue difícil hasta reagruparnos para comenzar la bajada.
El descenso es técnico y escarpado al principio, y costoso después, encontrando otro pico intermedio antes de faldear por al lado de la carretera.
Después de llegar a ese andadero el resto de la etapa resultó muy sencillo y llegamos pronto a Berducedo. Dudamos si seguir hasta la Mesa o quedarnos allí, y tras encontrar alojamiento, en el albergue privado, decidimos quedarnos al tener el pueblo más servicios. Otro error.
CRÍTICA CHICOTERA: Bar Casa Marques (Berducedo) toda una experiencia con el servicio también. El chico que estaba en la barra pasó bastante de nosotros cuando le preguntamos si podíamos comer allí y en que consistía el menú de almuerzo. La chica que nos atendió no se enteraba de nada y deambulaba por el pequeño comedor, perdida y un poco superada, como si no estuviera acostumbrada a trabajar a ese ritmo tan "alto".
La comida, sin embargo, resultó bastante buena. La mayoría optó por el menú y yo, harto de cocidos a base de grelos y patatas, por un plato combinado rebosante de jugosas patatas fritas. El segundo plato del menú se parecía mucho al mío por lo que las raciones resultaron más que generosas.
Encantador si estuviera regentado por robots de protocolo.

ALBERGUE EL CAMIN ANTIGUO: Todo lo malo del camino resumido en una hospedera y un negocio a evitar siempre, y por lo que se ve en Internet es opinión generalizada.
Ella es hosca y desagradable, lo sabe y hace gala de ello. Tan solo el dulce Isidro pudo arrancarla media sonrisa. Carteles con normas por todos los sitios; indicaciones claras de como separar la ropa para la colada; petición expresa de monedas para una lavadora que jamás vimos si las necesitaba; no había wifi disponible para los pobres, en un pueblo sin cobertura telefónica. Digo los pobres porque el negocio es dual: consiste en casa rural (60€ la doble) y albergue (15€ la litera). Todo muy feo.
Pero lo peor llegó cuando una vez agotadas todas las plazas de literas, ante la demanda de camas, aceptaba a gente a la que puso a dormir en camastros improvisados o compartiendo sofá cama, ¡a 15 euros cada uno!. Y sin inscribirlos, por supuesto.
El supuesto desayuno que ofertaba era que te podías preparar un café con leche si así lo deseaba. Así que fue un placer abandonar el lugar y poder criticarlo en el pueblo siguiente, La Mesa, donde nos deleitaron con anécdotas varias sobre el carácter interesado de la pareja que regenta este albergue.
Hay que hacer marcas en la puerta porque los zombies habitan en ella y quieren tu dinero

Preciosa subida de casi nueve kilómetros. La primera parte por un precioso bosque pleno de viveza primaveral, se va ascendiendo poco a poco. La segunda, después de cruzar la carretera entre una bruma muy densa, un pedregal que pica fuerte hacia arriba, durante los dos últimos kilómetros de ascensión.
La niebla cubría completamente la cumbre y fue difícil hasta reagruparnos para comenzar la bajada.
El descenso es técnico y escarpado al principio, y costoso después, encontrando otro pico intermedio antes de faldear por al lado de la carretera.
Después de llegar a ese andadero el resto de la etapa resultó muy sencillo y llegamos pronto a Berducedo. Dudamos si seguir hasta la Mesa o quedarnos allí, y tras encontrar alojamiento, en el albergue privado, decidimos quedarnos al tener el pueblo más servicios. Otro error.
CRÍTICA CHICOTERA: Bar Casa Marques (Berducedo) toda una experiencia con el servicio también. El chico que estaba en la barra pasó bastante de nosotros cuando le preguntamos si podíamos comer allí y en que consistía el menú de almuerzo. La chica que nos atendió no se enteraba de nada y deambulaba por el pequeño comedor, perdida y un poco superada, como si no estuviera acostumbrada a trabajar a ese ritmo tan "alto".La comida, sin embargo, resultó bastante buena. La mayoría optó por el menú y yo, harto de cocidos a base de grelos y patatas, por un plato combinado rebosante de jugosas patatas fritas. El segundo plato del menú se parecía mucho al mío por lo que las raciones resultaron más que generosas.
Encantador si estuviera regentado por robots de protocolo.

ALBERGUE EL CAMIN ANTIGUO: Todo lo malo del camino resumido en una hospedera y un negocio a evitar siempre, y por lo que se ve en Internet es opinión generalizada.Ella es hosca y desagradable, lo sabe y hace gala de ello. Tan solo el dulce Isidro pudo arrancarla media sonrisa. Carteles con normas por todos los sitios; indicaciones claras de como separar la ropa para la colada; petición expresa de monedas para una lavadora que jamás vimos si las necesitaba; no había wifi disponible para los pobres, en un pueblo sin cobertura telefónica. Digo los pobres porque el negocio es dual: consiste en casa rural (60€ la doble) y albergue (15€ la litera). Todo muy feo.
Pero lo peor llegó cuando una vez agotadas todas las plazas de literas, ante la demanda de camas, aceptaba a gente a la que puso a dormir en camastros improvisados o compartiendo sofá cama, ¡a 15 euros cada uno!. Y sin inscribirlos, por supuesto.
El supuesto desayuno que ofertaba era que te podías preparar un café con leche si así lo deseaba. Así que fue un placer abandonar el lugar y poder criticarlo en el pueblo siguiente, La Mesa, donde nos deleitaron con anécdotas varias sobre el carácter interesado de la pareja que regenta este albergue.
Hay que hacer marcas en la puerta porque los zombies habitan en ella y quieren tu dinero


Comentarios
Publicar un comentario
DEJAD AQUÍ VUESTRO COMENTARIO