La mañana del último día siempre te levantas con una sensación
extraña. El desayuno, aunque sea distendido, contiene una ligera dosis
de amargor. Dispones desordenadamente la ropa en las alforjas sin
separar la ropa sucia de la limpia. Al colocarlas en la bici
te das cuenta que están más descompensadas de lo habitual, aunque tampoco te
molestas en remediarlo. Miras el plano de la etapa con desidia. Las
primeras pedaladas no contienen la euforia de los primeros días, son lentas y plomizas. El recorrido, a pesar de ser más corto, se hace pesado e interminable...
Quizás todo eso sucede porque en tu fuero interno ya estás de regreso, has dejado atrás tu vida kangrena, la que preparas con mimo durante todo un año, para volver a despertar en tu lugar, en tu realidad. Aunque queden todavía 60 kilómetros.
Ese viernes comenzó rodando por una carretera paralela al embalse. Al llegar al primer pueblo descubrimos que equivocamos la ruta de salida y en vez de ir dirección Antequera nos dirigíamos a Álora. Quizás si fuera otro día buscaríamos otra solución para visitar la ciudad, hoy solo importa llegar a Málaga. Y cuanto antes mejor.
Sobrepasada Álora comenzamos a circular por una serie de carreteras secundarias que no nos acaban de decir nada. O quizás deberían, pero a nosotros nos resultan grises y un poco indiferentes.
Según nos vamos acercando a la
capital las carreteras se van llenando de trafico, de rotondas y arcenes
sucios.
Isidro, jugueton como siempre, trata de cambiar su amada Specialized por una escacharrada bicicleta de supermercado, que conduce un paisano que ya estaba haciendo cuentas de como venderla, hasta que apareció Auxi fiscalizando en la situación con tan solo una mirada.
La etapa se va haciendo cada vez más "pestosa", menos mal que ahí está siempre Paco para alegrarnos el día.
En una rotonda cercana a Málaga se detiene en una gasolinera, saca de su alforja a la sin par Kangri y la infla. Con cariño deposita a la muñeca en el transportin de su bici, lista para entrar reinante, de paquete en su bici, en la ciudad andaluza. La kangri despertará el interés de peatones y automovilista, que se entretienen un momento para sacar fotos de la singular estampa.
Así llegaremos hasta la playa de la Malagueta, punto final de la Transandalus 2014. Junto a la arena abandonamos, simbolicamente, las bicis, para descansar con la satisfacción del trabajo completado a satisfacción. Un baño en el Mediterraneo, certifica para algunos el hecho. Después una comida en el chiringuito playero, disfrutando de los típicos espetos locales, y una bien ganada y perezosa siesta, esta vez sin los agobios ni prisas por reanudar la marcha a la que, después del almuerzo, siempre le quedan demasiados kilómetros par a completarse.
El año que viene espera, comienzan a surgir las ideas y los planes. Así somos los Kangrenas y así queremos seguir siendo.
CRÍTICA CHICOTERA: Chiringuito BM (Malaga) el final de ruta en la Malagueta, a pesar del día gris, se merecía un homenaje de chiringuito y el típico espeto. No había muchos abiertos, así que nos decidimos por este que con su letrero de tonos pastel parecía sumergirnos en la magia playera hortera, estilo Miami Vice.
Terraza cubierta y una amplísima carta, con todo tipo de viandas. La mayoría nos decidimos por el plato típico, el espeto de sardinas, acompañado de ensaladas. Estaban la verdad muy buenas, así que algunos tragones decidimos repetir. Tampoco hubo quejas chicoteras por el resto de bocadillos y raciones pedidas.
Lo peor fue la tardanza, una vez más, en servir. A los kangrenas este tumbado tan sureño no nos hacía demasiada gracia, necesitados como estábamos, a todas horas, de refrenar nuestros instintos más basicos.
Porque las bebidas salen pronto y la comida tarde:
CRÍTICA CHICOTERA: Bodega El Pimpi (Malaga) macro centro del pescaíto frito que se componía de terraza, restaurante, bodega, taberna... todo repleto de locales, lo que presagiaba una comida de verdad.
La carta era también larga y destacaban las raciones y tapas, en una forma de comer muy típica de Andalucia. Algunos de nosotros nos tiramos en plancha a por la fritura de pescado, variada, así como unas "tostas malagueñas". La fritura no estaba buena, estaba buenisima, pero las tostas resultaron ser un autentico desastre. Apenas unos pequeños canapés de toda la vida, sin aparente color local.
El gran problema surgió con una petición que parecía que se salía de la norma habitual, así que Espe tuvo que ver como comíamos los demás, mientras esperaba sus huevos rotos. Aún así tuvo que insistir varias veces para que se lo sacaran, y cuando al fin llegaron, no pareció que le satisficiera en exceso. Imperdonable
Ya podéis ir esperando..... una buena puntuación:
CRÍTICA CHICOTERA: Hostal Alamos 14 (Malaga) antes de hablar del "Hostal" hay que indicar que en su "honor" hemos inventado una nueva certificación, que exhibir con orgullo en la puerta. Los chicotes se quedaban cortos para este "Hostel" , que superaba cualquier espectativa kangrenera. La cucaracha, al ser su animal totem, lo definiría bien, como lo haría también la pulga, el piojo... Y eso que no nos movemos por los Ritz y los Hilton.
Jamás dormí en un sitio parecido, donde el abandono y lo provisional, campan a sus anchas. Con unas habitaciones sin luces suficientes, con evidente falta de higiene y con cables colados por todas las paredes.
Encima los empleados eran aún peor: estaban los que no entendían apenas el castellano y el magrebí machista que entraba en la habitación sin pedir permiso para apremiarnos con que rellenaramos las hojas del check-in. Encima los canarios pasaron en este lúgubre edificio dos noches, por lo que sin suda su puntuación sería todavía peor.
No hagáis como la rubia tonta de las películas de miedo y huir de allí!!!!:
Quizás todo eso sucede porque en tu fuero interno ya estás de regreso, has dejado atrás tu vida kangrena, la que preparas con mimo durante todo un año, para volver a despertar en tu lugar, en tu realidad. Aunque queden todavía 60 kilómetros.
Ese viernes comenzó rodando por una carretera paralela al embalse. Al llegar al primer pueblo descubrimos que equivocamos la ruta de salida y en vez de ir dirección Antequera nos dirigíamos a Álora. Quizás si fuera otro día buscaríamos otra solución para visitar la ciudad, hoy solo importa llegar a Málaga. Y cuanto antes mejor.
Sobrepasada Álora comenzamos a circular por una serie de carreteras secundarias que no nos acaban de decir nada. O quizás deberían, pero a nosotros nos resultan grises y un poco indiferentes.
Según nos vamos acercando a la
capital las carreteras se van llenando de trafico, de rotondas y arcenes
sucios.Isidro, jugueton como siempre, trata de cambiar su amada Specialized por una escacharrada bicicleta de supermercado, que conduce un paisano que ya estaba haciendo cuentas de como venderla, hasta que apareció Auxi fiscalizando en la situación con tan solo una mirada.
La etapa se va haciendo cada vez más "pestosa", menos mal que ahí está siempre Paco para alegrarnos el día.
En una rotonda cercana a Málaga se detiene en una gasolinera, saca de su alforja a la sin par Kangri y la infla. Con cariño deposita a la muñeca en el transportin de su bici, lista para entrar reinante, de paquete en su bici, en la ciudad andaluza. La kangri despertará el interés de peatones y automovilista, que se entretienen un momento para sacar fotos de la singular estampa.Así llegaremos hasta la playa de la Malagueta, punto final de la Transandalus 2014. Junto a la arena abandonamos, simbolicamente, las bicis, para descansar con la satisfacción del trabajo completado a satisfacción. Un baño en el Mediterraneo, certifica para algunos el hecho. Después una comida en el chiringuito playero, disfrutando de los típicos espetos locales, y una bien ganada y perezosa siesta, esta vez sin los agobios ni prisas por reanudar la marcha a la que, después del almuerzo, siempre le quedan demasiados kilómetros par a completarse.
El año que viene espera, comienzan a surgir las ideas y los planes. Así somos los Kangrenas y así queremos seguir siendo.
CRÍTICA CHICOTERA: Chiringuito BM (Malaga) el final de ruta en la Malagueta, a pesar del día gris, se merecía un homenaje de chiringuito y el típico espeto. No había muchos abiertos, así que nos decidimos por este que con su letrero de tonos pastel parecía sumergirnos en la magia playera hortera, estilo Miami Vice.
Terraza cubierta y una amplísima carta, con todo tipo de viandas. La mayoría nos decidimos por el plato típico, el espeto de sardinas, acompañado de ensaladas. Estaban la verdad muy buenas, así que algunos tragones decidimos repetir. Tampoco hubo quejas chicoteras por el resto de bocadillos y raciones pedidas.
Lo peor fue la tardanza, una vez más, en servir. A los kangrenas este tumbado tan sureño no nos hacía demasiada gracia, necesitados como estábamos, a todas horas, de refrenar nuestros instintos más basicos.
Porque las bebidas salen pronto y la comida tarde:
CRÍTICA CHICOTERA: Bodega El Pimpi (Malaga) macro centro del pescaíto frito que se componía de terraza, restaurante, bodega, taberna... todo repleto de locales, lo que presagiaba una comida de verdad.
La carta era también larga y destacaban las raciones y tapas, en una forma de comer muy típica de Andalucia. Algunos de nosotros nos tiramos en plancha a por la fritura de pescado, variada, así como unas "tostas malagueñas". La fritura no estaba buena, estaba buenisima, pero las tostas resultaron ser un autentico desastre. Apenas unos pequeños canapés de toda la vida, sin aparente color local.
El gran problema surgió con una petición que parecía que se salía de la norma habitual, así que Espe tuvo que ver como comíamos los demás, mientras esperaba sus huevos rotos. Aún así tuvo que insistir varias veces para que se lo sacaran, y cuando al fin llegaron, no pareció que le satisficiera en exceso. Imperdonable
Ya podéis ir esperando..... una buena puntuación:
CRÍTICA CHICOTERA: Hostal Alamos 14 (Malaga) antes de hablar del "Hostal" hay que indicar que en su "honor" hemos inventado una nueva certificación, que exhibir con orgullo en la puerta. Los chicotes se quedaban cortos para este "Hostel" , que superaba cualquier espectativa kangrenera. La cucaracha, al ser su animal totem, lo definiría bien, como lo haría también la pulga, el piojo... Y eso que no nos movemos por los Ritz y los Hilton.
Jamás dormí en un sitio parecido, donde el abandono y lo provisional, campan a sus anchas. Con unas habitaciones sin luces suficientes, con evidente falta de higiene y con cables colados por todas las paredes.
Encima los empleados eran aún peor: estaban los que no entendían apenas el castellano y el magrebí machista que entraba en la habitación sin pedir permiso para apremiarnos con que rellenaramos las hojas del check-in. Encima los canarios pasaron en este lúgubre edificio dos noches, por lo que sin suda su puntuación sería todavía peor.
No hagáis como la rubia tonta de las películas de miedo y huir de allí!!!!:




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